Hermenegildo Cuenca Díaz,
el uniforme del siglo
(Parte I)
De escolta de Carranza a operador de inteligencia y jefe del Estado Mayor de la Defensa, Hermenegildo Cuenca Díaz encarnó la transformación del ejército posrevolucionario. En su ascenso bajo el alemanismo, inauguró la implementación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interna, lo cual lo convirtió en símbolo de lealtad militar al nuevo régimen civil.
DIANA AVILA HERNANDEZ| 30.JUNIO.2025
En mayo de 1920, una columna de cadetes del Colegio Militar salió de la ciudad de México escoltando a Venustiano Carranza en su marcha a Veracruz, luego de que fuera desconocido por el general Adolfo de la Huerta y los obregonistas en el Plan de Agua Prieta.
Entre los cadetes se encontraba el mozo estudiante de caballería Hermenegildo Cuenca Díaz. Así comenzaba la trayectoria militar del hombre que contribuyó a establecer los cimientos del ejército mexicano actual.
Después de varios combates -más de cincuenta, según la semblanza publicada por la Secretaría de la Defensa Nacional-, la laureada carrera armada de Cuenca Díaz iba en ascenso.
Para 1939 ya contaba con el grado de teniente coronel de infantería; pero aspiraba a más: formar parte de la élite militar del ejército mexicano.
Fue entonces cuando ingresó a la Escuela Superior de Guerra, donde cursó Mando y Estado Mayor General, un programa de adiestramiento dirigido a formar tenientes y capitanes de la Defensa Nacional para ocupar puestos de mando y auxiliares como comandantes y oficiales.
En 1942 Cuenca Díaz se graduó con la octava promoción de Estado Mayor de la Superior de Guerra, después de haber compartido lecciones con algunos de los hombres que después se convertirían en sus comandantes regionales.
Rosendo Flores Cital en Sinaloa; Maximiliano del Valle Huerta en Zacatecas y Aguascalientes; el incondicional de Echeverría, Mario Ballesteros Prieto y Alfonso Echanove del Castillo en Querétaro; y Arturo Corona Mendioroz en Minatitlán, fueron quienes estuvieron al frente de estas plazas.
Recién egresado de la Superior de Guerra, Cuenca Díaz fue llamado a formar parte del Estado Mayor Presidencial, precisamente en un momento en que el ingreso de México a la Segunda Guerra Mundial se avecinaba.
Para ello, el entonces presidente Manuel Ávila Camacho había reestructurado el reglamento del antiacuado de su cuerpo de ayudantes para convertirlo en un estado mayor presidencial para la guerra, con el fin de unificar el mando de las fuerzas armadas.
El reglamento definió además su estructura con una jefatura y subjefatura, cuatro secciones (organización; inteligencia; operaciones e instrucción; y abastecimientos, comunicaciones, transportes, industria, sanidad), la ayudantía del presidente, secretaría y archivo y servicios interiores.
Cuenca Díaz habría estado al frente de la oficina del Servicio Especial de Inteligencia, dependiente de la sección segunda del Estado Mayor Presidencial, de acuerdo con un informe de la versión pública de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), consultada por Archivos de inteligencia MX. Cuando terminó la guerra, Cuenca fue ascendido a coronel.
En ese cargo, conoció de cerca a Miguel Alemán Valdez, secretario de Gobernación de Ávila Camacho, quien llegaría a la presidencia poco después, llamando al coronel Cuenca para ocupar los puestos auxiliares del secretario de la Defensa más importantes dentro del Ejército mexicano.
En 1946, Hermenegildo Cuenca ocupó la subjefatura y en 1951 la jefatura del Estado Mayor de la Defensa Nacional, este último puesto equivalente en los hechos al de un subsecretario de defensa, según han señalado algunos expertos.
Con el ascenso del primer civil a la presidencia, llegó también una nueva generación de jefes militares en el Ejército, de la que Cuenca Díaz fue parte, comenzado a forjarse en las aulas militares, mientras dejaba atrás la experiencia en el campo de batalla de la revolución mexicana.
Así lo señala el historiador y polítólogo Roderick Ai Camp en su estudio Generals in Palacio. The Military in Modern Mexico (Los generales en Palacio. Los militares en el México moderno).
Además, la llegada de Alemán a la presidencia significó el rompimiento con un grupo considerable de militares veteranos de la Revolución que esperaban la sucesión presidencial con otro presidente general a la cabeza y veían a Miguel Henríquez Guzmán como la mejor opción.
Para intentar allegarse lealtades estratégicas dentro del ramo, Alemán recurrió a repartir grados militares entre la burocracia de los estados mayores, el presidencial y el de la defensa nacional. Uno de los beneficiarios fue Cuenca Díaz.
En violación a la Ley de ascensos del ejército, la cual definía que debían permanecer en el cargo un plazo de cinco años para recibir un nuevo grado, el expresidente Miguel Alemán promovió a Cuenca, primero a general de brigada en diciembre de 1948 -apenas dos años de haber ascendido-, y posteriormente a brigadier, en septiembre de 1952.
Al fortalecer el aparato burocrático del Estado Mayor de la Defensa y combatir a los henriquistas, Alemán aseguraba la lealtad del Ejército hacia él y su administración, inaugurando -con Cuenca Díaz a la cabeza- el inicio de la instrumentalización de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interna.
Como señala Ai Camp, en conjunto con las fuerzas de seguridad civiles, el expresidente Alemán, empleó a las fuerzas armadas para reprimir organizaciones sindicales independientes y llevar a cabo sus programas políticos y económicos.
Aunque mucho se ha hablado de que la modernización del ejército mexicano de inicios de 1950 estuvo directamente relacionada a sus procesos de profesionalización y “despolitización”, en los hechos la modernización de las fuerzas armadas en esta época estuvo ligada también a la adopción de tareas de seguridad interna.
Tlaxcala, zona de castigo
A pesar de que el paso esperado en la carrera del moderno general alemanista era llegar al Alto mando de la Defensa, el personaje se desinfló y un año después estaba siendo enviado a la plaza de Tlaxcala como “castigado político”.
Así lo señala un informe de la DFS, consultado por Archivos de inteligencia MX, en el que s menciona que el general Cuenca Díaz había señalado la “política mala” que le había hecho el general Modesto Guinart, comandante de la primera división de infantería cuando aquel ocupaba la jefatura del EMDN.
Supuestamente, en ese periodo habían tenido “varias dificultades” y Guinart habría acusado a Cuenca “de otorgar muchos ascensos”. En perjuicio de Cuenca, Guinart ascendió a subsecretario del ramo y él tuvo que marchar a la zona militar 23.
Para entonces, el general Cuenca había comenzado a moverse hábilmente en las esferas políticas, tanto locales como federales. Así lo revela la cobertura de la DFS en el medio militar, en la cual reportaba en abril de 1954 que el comandante Cuenca sostenía comunicaciones por correspondencia con “muchos personajes que militan en la política”.
Además, el informe de la DFS citado, agregaba que constantemente era visitado “por numerosas personas” y que, con motivo de su cumpleaños, celebraría en compañía de los jefes y oficiales de la zona militar 23 y del 38 batallón de infantería en el Hotel Tlaxcala.
Asimismo, la DFS reportó que, según los dichos del propio Cuenca: “En la actualidad un alto personaje de la política lo está ayudando con el gobierno del centro, de tal manera que no pierde las esperanzas de que dentro de poco se encuentre desempeñando un buen puesto.”
Fotos: Diana Ávila Hernández / AGN